La propiedad intelectual (PI) se refiere al derecho que poseen individuos, organizaciones o empresas sobre sus creaciones intangibles, como invenciones, obras literarias y artísticas, y marcas. Este derecho reconoce su creatividad y les otorga la exclusividad de uso durante un período determinado.

La importancia de la PI radica en asegurar que las creaciones de quienes desarrollan actividades económicas en un país estén protegidas contra el uso indebido por terceros. Un sólido sistema legal de PI envía una señal positiva a la comunidad internacional de inversionistas, garantizando el respeto de sus derechos, explica Luis Diez Canseco, decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Humanas de la Universidad Tecnológica del Perú (UTP).

Además, la PI representa una fuente significativa de ingresos para sus creadores. Por lo tanto, es crucial registrarla ante los organismos competentes para evitar su uso ilícito por parte de terceros, según el decano. Además, la PI puede licenciarse o transferirse a terceros, ampliando su utilidad y beneficios.

Diez Canseco alienta a personas naturales, jurídicas y emprendedores a registrar sus creaciones ante el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI). Recomienda realizar una búsqueda de anterioridades o novedades antes de iniciar el proceso de registro, para asegurarse de que no existan registros similares.

Es fundamental definir el tipo de PI que se desea proteger antes de proceder con el registro. Según Diez Canseco, existen varias categorías:

  • Marcas: Identifican productos o servicios mediante elementos distintivos como nombres, diseños, logotipos y eslóganes, evitando la confusión con productos competidores.
  • Diseños industriales: Se refieren al diseño estético de productos o envases, como botellas de perfumes, envolturas y empaques.
  • Patentes o invenciones: Protegen desarrollos tecnológicos avanzados, como nuevos productos o procedimientos, divulgándolos al público tras un período de exclusividad.
  • Modelos de utilidad: Resguardan innovaciones prácticas o industriales que no alcanzan el nivel de una patente completa, como variantes de productos existentes.
  • Derechos de autor: Abarcan creaciones artísticas como libros, música, obras arquitectónicas y software, asegurando la propiedad y beneficios a los creadores durante toda su vida.
  • Denominaciones de origen: Identifican productos agrícolas con características únicas debido a su origen geográfico, como el maíz gigante del Cusco o la cerámica de Chulucanas.
  • Especialidades tradicionales garantizadas: Protegen recetas y acervos gastronómicos, como parte integral del patrimonio cultural y fuente de ingresos turísticos en Perú.